Las malas compañias

Las malas compañías era un lugar al que yo frecuentaba por el año 1993, cuando empecé a explorar la capital federal,Con mis 16 años por ese tiempo y era en el barrio de Floresta.
Se trataba de un bar en el cual se podía sentar uno a tomar algo, que es lo común de un servicio de bar, pero lo fascinante de este lugar era que además del servicio convencional de emborrachar a sus clientes, acá podías elegir un libro de unos de sus tantos estantes y luego si, sentarse a disfrutar de la lectura en una de sus mesas acompañado con la buena música que también abundaba en ese lugar.
El dueño del lugar era un tipo de anteojos, que todos lo llamábamos “Cándido” , siendo que este se llamaba Aníbal , pero se había ganado este apodo por el personaje de la novela de Voltaire, Que llevaba el mismo nombre y al igual que este, el creía que el nuestro era el mejor de todos los mundos posibles, y a fuerza de desventuras se da cuenta que la felicidad esta en cultivar su propio huerto y entonces Abrió “Las malas compañías” para tratar de conseguir la felicidad.
El nombre de “las malas compañías” le surgió, según me contaba en una de esas charlas que teníamos, porque una tarde noche del año 1978 , el estaba volviendo de la casa de su prima con un disco de Serrat bajo el brazo y en la mano “Los miserables” de Víctor Hugo, lo cierto es que estaba llegando a la esquina de Camarones cuando lo para un patrullero y lo tiran contra la pared, entonces en el envión se le cae el libro... (que era de tapa roja y decía los miserables en letras doradas) y uno de los policías grita “es un libro rojo, es un libro rojo” . A los golpes lo subieron al patrullero, preguntándole de que se trataba ese libro. El trato de explicarles que se trataba de una obra clásica de la literatura universal, pero esta gente no le creyó, pensaban que al tener la tapa roja y al llamarse los miserables (lo que es tener cola de paja no? ) se trataba de escritos ofensivos contra la junta militar que imperaba en esos tiempos, como todos saben. Una ves en la comisaría, lo sometieron a un interrogatorio, preguntándole por gente que el lógicamente no conocía, le preguntaron por sindicalistas y demás. A un pibe de 15 años¡¡¡ que era la edad que tenia Aníbal por ese entonces, suena ridículo pero así fue como paso.
Cinco horas lo tuvieron en la comisaría hasta que decidieron llamar a los viejos.
Cuando llego la madre a la comisaría y pregunto porque estaba detenido su hijo, el oficial a cargo de ese circo, que llamaban comisaría, le contesto: “tiene que cuidar mas a su hijo anda con malas compañías” la madre totalmente desconcertada le pregunto: De que malas companias me habla ? si mi hijo fue hasta la casa de mi hermana a tomar clases particulares de matemáticas.
El oficial sonriendo tiro sobre su escritorio, el libro y el disco. Y dijo: estas son “Las malas compañías” la madre mas desconcertada todavía lo único que atino a decir fue si se podía llevar a su hijo. Este con voz de padre protector y viejo sabio le dijo que si pero que tendría que cuidar mas a su hijo que estas dos cosas son la peor compania que un joven podía tener, es decir la “lectura y la música”
Desde ese día para Aníbal o Cándido, como mas les guste, estas dos cosas fueron sus “malas compañías” por siempre y lo único que lamenta es que aquel mal momento, es que aquel señor de bigotes se quedo con el libro y el disco.
En “Las malas companias” fui feliz por dos años que fue el tiempo que lo frecuente, ahí descubrí que aparte de mi vicio por el alcohol, tenia otra vicio que era la lectura. Ahí descubrí “Crimen y castigo” de Fiodor Dostoievski, “A sangre fría” de Truman Capote,
“El aleph” de Borges y muchos mas, también escuche por primera ves a músicos como Miles Davis, Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez, Paco De Lucia, Piazolla, músicos que eran completamente desconocidos para un pibe de 16 años como yo.
Después de un tiempo deje de ir porque ya no trabajaba mas en Floresta. Un día decidí volver después de un año de no aparecer mas por “las malas compañías” pero cuando llegue, vi una persiana verde cerrada y un cartel que decía se alquila. Nadie supo decirme nada, lo único que me dijeron es que había cerrado hacia ya un par de meses. Fue uno de los días mas tristes de mi vida. Seguí buscando a Cándido para devolverle un libro que me había prestado “La metamorfosis” pero no lo encontré. Mucho tiempo después me encontré con un parroquiano que concurría asiduamente al lugar y me dio la noticia que Cándido había muerto ya hace unos años por una enfermedad que lo tenia a mal traer de hace tiempo.
Hoy a la memoria de Cándido y ese lugar maravilloso que conocí quiero abrir este blog que lleva el nombre “Las malas compañías” en homenaje e ellos dos y dedicarle el disco de Joaquín Sabina “Malas compañías” que me acompaño y me acompaña desde ese día que pise ese lugar por primera ves.
Y como dice Sabina en una de sus canciones “Las malas compañías son la mejores...

Alejandro.


Lista de temas del disco:

Calle Melancolía
Que demasiao
Carguen, apunten, fuego
Gulliver
Circulos viciosos
Pongamos que hablo de Madrid
Manual para héroes o canallas
Bruja
Mi amigo Satán
Pasandolo bien

Descarga del disco